la intencion de este blog es resumir y explicar todo los temas vistos en el aula de clase para asi ampliar mas nuestro conocimiento sobre esta materia

jueves, 18 de noviembre de 2010

GUILLERMO VALENCIA(1873-1943):
Fue un poeta, diplomático y político colombiano, candidato dos veces a la Presidencia de la República y senador de la misma. Maestro por antonomasia, no solo por su eminencia intelectual y por su posición pionera de corresponsal del Modernismo en Colombia sino por su formidable trayectoria política.
A partir de esta época vino la última etapa de su creación poética, con poemas como "Job", "Parábola del Pozo", "Canto a San Francisco de Asís", entre otras, y las versiones de la poesía china que aparecieron en el libro titulado Catay.
El poeta y crítico literario colombiano Rogelio Echavarría describe a Valencia de la siguiente manera: "Este aristocrático -por sangre y cultura- hijo epónimo de Popayán y su blasón más deslumbrante, es sin embargo uno de los más discutidos poetas hispanoamericanos, desde sus primeros Ritos (nombre de su entera obra poética personal) hasta las páginas de su madurez en las cuales se destacan sus formidables discursos y sus afamadas traducciones de GoetheVictor HugoBaudelaireMallarméOscar WildeD'AnunzioVerlaine,MaeterlinckFlaubertStefanGeorge, entre otros. Su obra poética fue originalmente publicada así: Poesías, Bogotá, 1898; Ritos, Bogotá,1899Londres1940; Sus mejores poemas, Madrid1926; Catay, poemas orientales, Bogotá, 1929; Obra poética completa, Madrid, 1948;Antología, compilación de Germán Espinosa, 1989, y muchas -incontables- ediciones. La polémica sobre la vigencia de su obra no se cierra; sin embargo, hay críticos que consideran su supervivencia parecida a la de la fría eternidad del mármol, mientras otros tratan de reivindicarla con calor tardío"




Poema Hay Un Instante
de Guillermo Valencia




Hay un instante del crepúsculo
en que las cosas brillan más,
fugaz momento palpitante
de una morosa intensidad.

Se aterciopelan los ramajes,
pulen las torres su perfil,
burila un ave su silueta
sobre el plafondo de zafir.

Muda la tarde, se concentra
para el olvido de la luz,
y la penetra un don süave
de melancólica quietud,

como si el orbe recogiese
todo su bien y su beldad,
toda su fe, toda su gracia
contra la sombra que vendrá...

Mi ser florece en esa hora
de misterioso florecer;
llevo un crepúsculo en el alma,
de ensoñadora placidez;

en él revientan los renuevos
de la ilusión primaveral,
y en él me embriago con aromas
de algún jardín que hay ¡más allá!...

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